La importancia de tomarnos el tiempo para reflexionar

Hoy en día las cosas tienden a rebasarnos.  Nos metemos en un vertiginoso ritmo de vida que resulta implacablemente exigente.  En el día con día hay lugares a donde ir, pendientes que terminar, trabajo por descubrir.  Es por eso que muchas personas no cultivan una práctica cotidiana de reflexión.

El espacio dedicado a esta actividad es beneficioso para el buen desarrollo de la psique, las emociones y la conciencia de cada persona, es un tiempo bien utilizado. La reflexión es un momento para contactar con nuestro espacio interno de conciencia, con lo más privado de nosotros mismos donde podemos editar nuestro sistema de pensamientos, creencias y valores que configuran nuestra actitud y conducta con nosotros mismos y con nuestros vínculos afectivos más cercanos. Podemos evitar vivir consecuencias que no queremos asumir.

La  reflexión es importante porque mediante las preguntas internas que nos hacemos, hay la posibilidad de buscar las fuentes de aquello que nos lleva a la plenitud y la realización de nuestra propia existencia. Mediante la reflexión podemos discernir sobre nuestro pasado y presente para crear un futuro en plena conciencia.

La reflexión nos permite analizar con distancia crítica, sin juzgar nuestra situación familiar, por ejemplo, la forma como nuestros familiares han vivido  aciertos y errores, nos permite descubrir que hay cosas que no conviene repetir de nuestro sistema familiar o círculo de amigos, ya que nos puede acarrear sufrimientos innecesarios en nuestra vida.

La reflexión es una herramienta importantísima, sin ella no hay cambio, por lo tanto no hay evolución.

En la década de los 70´s se hizo famoso el llamado “experimento del ascensor”, en el cual al ingresar a este todos se habían puesto de acuerdo para dar la espalda a la puerta (lo natural es que se de la cara a la puerta). El individuo que no estaba informado del experimento entraba al último y al ver a todos dando la espalda a la puerta del ascensor; al poco tiempo terminaba repitiendo la conducta de ponerse de espaldas; a pesar de que sabía que lo natural era dar la cara a la puerta.

– Este experimento demostró en primer lugar que muchas veces el individuo actúa por la influencia del grupo al que esta sujeto.

– En segundo lugar demostró que las personas que no ejercen la reflexión sobre sus actos tienen más probabilidades de ser mas influenciables por el grupo: es decir a menor razonamiento mayor influencia.

En la actualidad vemos a las generaciones jóvenes con carencias reflexivas notables. Los maestros en las escuelas se quejan de la dificultad de la comprensión lectora o del análisis critico de determinadas situaciones.

El joven al ingresar a estudios superiores o al insertarse en la vida laboral, va seguir con estas carencias y va a ser bastante difícil que se acerque a vivir en plenitud, pues vivirá requiriendo de la aprobación de otros. Frente a cualquier información, será muy influenciable, ya que no se hace las preguntas básicas para el análisis de situaciones.

Si no nos acostumbramos a reflexionar sobre las consecuencias que nos puede traer determinado acto, corremos el riesgo de creer que estamos haciendo lo correcto y después sufrir por los resultados. Muchos fracasos o sufrimientos se deben a que no se midió las consecuencias de una acción determinada, el creador de la mayoría de sufrimientos actuales es el mismo ser humano.

Por ello es necesaria la educación en reflexión, cuando a la persona se le educa sin puntos de referencia, sin saber diferenciar lo que lo puede hacer feliz de lo que puede hacerlo sufrir, puede estar toda su vida cometiendo los mismos errores que las generaciones pasadas, creyendo que lo que hace es correcto y, lo peor del caso, es que lo mismo transmitirá a las generaciones futuras.

Estamos por concluir un año más de vida, un ciclo de aprendizajes importantes de aciertos y desaciertos que podemos catalogar como buenos y malos, pero todos ellos nos han dejado una experiencia.

Te invito a que tomes diariamente un momento de reflexión, de depurar lo que no te sirve (tus condicionamientos) y que comiences a crear los pensamientos, las emociones y las actitudes que te lleven a ser una mejor persona, todo aquello que te lleve a evolucionar, pues si cambias tú, el mundo cambia y podremos crear así un mundo mejor, un mundo más tolerante, más feliz, más amoroso.

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